viernes, 24 de diciembre de 2010

La milonga

Todo el acto transcurre en una cuenta de ocho tiempos, lo mínimo, lo básico; pero así es. En esa pequeña cuenta todo puede suceder, absolutamente todo, risas, diversión, vergüenzas, lágrimas, frustraciones, tropezones y si te jodés mucho; caídas.
Al fin de cuentas no es tan difícil de resolver el asunto, toda basta en el pecho inflado y en el buen abrazo, la ciencia de esto es la conexión. Conectándote con todo eso que te hace sentir, con eso que sujetás, con eso que jugás y bailás, abrazándote a la falda del cielo como si te fueras a caer, aunque sepás que no caerás porque estás en el cielo.  Ese cielo es el tango, ese pensamieto triste que se baila como decía Discepolín. Triste sí, a veces ; mas divertido, rico, bueno. Así es la vida, ese espectro de emociones y sensaciones, las sentís siempre en esa cuenta de ocho; siempre una sorpresa, hasta caer podés; pero igual lo importante está en ese abrazo fuerte y esa conexión. Por eso la vida es una milonga.

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